Desaparecer el sistema educativo para mejorar aprendizajes

Según el experto en innovación Clayton Christensen existen dos tipos de innovación: de eficacia y disruptiva.  La innovación de eficacia, es una innovación para mejorar y optimizar procesos,  mientras que la innovación disruptiva es una manera totalmente distinta de hacer las cosas [1].  Si se aplica al ámbito de la educación, en la primera, se realizan cambios para mejorar el sistema actual, respetando las estructuras y procesos.  En la segunda, se repiensa  el sistema  y se desarrolla una nueva manera de hacer las cosas, nuevas estructuras, procesos y cultura que generen o faciliten aprendizajes. 

Opción 1: El sistema ya no se puede reparar
Para algunos pensadores es necesario crear un sistema totalmente nuevo al que conocemos. Para Richard Elmore educación no es lo mismo que aprendizaje. Educación es el aprendizaje organizado.  Esta organización se plasma en un sistema dado, en este caso, el modelo de escuela que conocemos.  Para Elmore “las escuelas, con contadas excepciones, son entornos muy dañinos para el aprendizaje de los chicos”. Afirma que el aprendizaje se viene dando y en el futuro se dará aún más en lugares fuera de la escuela.  Probablemente los nuevos escenarios de aprendizaje del futuro no se parecerán en nada a la escuela tal y como la conocemos hoy en día.
El pensador educativo Iván Illich es aún más duro en sus afirmaciones acerca del daño de la escuela[2] al llegar a afirmar que “La paradoja de las escuelas es evidente: el gasto creciente hace aumentar su destructividad en su propio país y en el extranjero” (p. 7). Más adelante dice que  la escalada de las escuelas es tan destructiva como la de las armas, si bien de manera menos visible”(p.8).

Opción 2: Mejoremos el sistema
Sin embargo, existen posturas intermedias como la Fullan y Rincón-Gallardo que plantean que aún es posible mejorar el sistema actual, pero no dejan de reconocer la necesidad de hacer cambios drásticos en el mismo.  Abogan por la difusión  de lo que se llama “aprendizaje profundo”.  Un enfoque que está creciendo cada vez más en los sistemas educativos de alto rendimiento.  Jal Metha, Investigador de la universidad de Harvard, experto en aprendizaje se sumergió en escuelas públicas americanas para encontrar buenas prácticas en aplicación de aprendizaje profundo.  Al finalizar su inmersión realiza una triste afirmación: "habíamos esperado ser inspirados, pero en lugar de eso  nos sentimos profundamente desalentados” (p. 10).
El Aprendizaje Profundo es aquel aprendizaje verdadero, enraizado y duradero en oposición al aprendizaje superficial. Es un aprendizaje que se puede transferir  a otros contextos y momentos.  Una manera de visibilizar su presencia es una escuela, es cuando se puede ver a los estudiantes involucrados en una actividad y no se dan cuenta del timbre del recreo ni de la salida y quieren seguir trabajando. Cuando el fin de semana siguen hablando y pensando el tema involucrando a sus padres en el mismo[3]. Por lo que se puede decir que el aprendizaje profundo es un fuerza que tiene su propia energía.  Uno no puede controlarlo, pero puede facilitar su crecimiento, allí estaría el nuevo trabajo del Ministerio, UGELEs y Directores de colegios: Crear, fortalecer las condiciones y prácticas que permitan su adopción y difusión. No obstaculizarlo como vienen ocurriendo actualmente, consciente o inconscientemente.  Los autores afirman que las  fuerzas del aprendizaje profundo ya han sido desatadas y es parte del futuro de las escuelas. Todos pueden apoyar desde donde estén para  el desarrollo del mismo.  Y, por último, se está convirtiendo en un movimiento social que empieza a crecer cada vez más.

Cada quien puede elegir a qué causa desea sumarse. Ambas nobles y necesarias: Realizar innovaciones de eficacia o innovaciones disruptivas.  Lo que nos une es el sentimiento de no fallarles a nuestros estudiantes. Si lo tuyo es la innovación disruptiva, ejemplos hay cientos.  Uno de ellos es la escuela secundaria Nuvu: Su propuesta pedagógica se basa en el modelo de estudio arquitectónico y se articula alrededor de proyectos multidisciplinarios y de colaboración (www.cambridge.nuvustudio.com ). No existen los  grados. Se forman grupos de 12 estudiantes con 2 coaches  que tienen el encargo de orientar para resolver desafíos concretos de la realidad externa.  Tampoco tienen asignaturas.   No tiene  salones de clase. Un solo espacio abierto (Figura 1). No hay horario partido, sino que se trabaja de 9 a 3 pm resolviendo un problema. No hay notas.  Se trabaja por portafolios que documentan las decisiones  de diseño de los estudiantes [4].
 

Figura 1. Escuela secundaria Nuvu

La segunda opción es fortalecer en lo que se pueda el sistema actual. Un caso interesante es lo que está ocurriendo con la red de Nuevas Pedagogías para el Aprendizaje Profundo http://npdl.global/   que trabaja con 1000 escuelas  en 10 países para desarrollar el aprendizaje profundo a gran escala en escuelas tradicionales.  Los frutos están siendo hermosos y tienen briznas de esperanza.  Este video muestra alumnos de una escuela pública de escasos recursos en Uruguay en el que los alumnos aprendieron robótica  y transfirieron lo aprendido a contextos nuevos, resolviendo problemas reales de la localidad. La maestra comenta que  se da una nueva alianza entre docentes y estudiantes.  Al finalizar dice “por primera vez en muchos años los alumnos me dicen  ´gracias maestra´”
¿A cuál causa te sumas: a la innovación de eficacia o disruptiva? Ambas necesitan de tu entrega.

Figura 2.  Testimonios de aprendizaje profundo en Uruguay. https://youtu.be/x8VKDggf_i4  .









[1] Christensen, C. (2013). The innovator's dilemma: when new technologies cause great firms to fail: Harvard Business Review Press.
[2] Illich, I. (2013). La sociedad desescolarizada: Ediciones Godot.

[3] Fullan, M., Hill, P., & Rincón-Gallardo, S. (2017). Deep Learning: Shaking the Foundations M. Fullan, Quinn, J., & McEachen, J. (Ed.)  Retrieved from http://npdl.global/wp-content/uploads/2017/03/npdl- case_study_3.pdf
[4]

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