Historias de cambio

El 23 de mayo de 1991 se produjo el último caso de infección de poliomielitis salvaje en el Perú, en un distrito llamado Pichanaki de la provincia de Chanchamayo, región Junín.  Seis años antes el Perú se había sumado a la exhortación de la OPS : “Llegó el momento de declarar inaceptable que  cualquier niño en las Américas sufra de poliomielitis” y dando inicio a la Iniciativa de Erradicación Mundial de la Poliomielitis. En el año 1994 se certificó la erradicación de la misma todos los países de las Américas.  Hoy en día solo en tres países del mundo es endémica.  Se  pudo llegar al 0% de casos en  pocos años, haciendo frente a una enfermedad que llevaba décadas diezmando individuos.
Como se dijo fue en 1991, sin embargo la vacuna contra la poliomielitis fue desarrollada en la década de los 50.  La primera vacuna fue el Poliovirus activado (PVI) y en el año 1961 se desarrolla la vacuna oral de Poliovirus Vivos activados (VPO).  Pasaron cerca de 30 años para poder inmunizar al 100% de la población. ¿Por qué tomó tanto tiempo? Se pueden ensayar muchas respuestas:  la logística, la infraestructura, la conciencia de las personas y la inversión en la misma, entre otros eran distintos hace varias décadas.  Pero para mí, el motivo central fue uno la decisión y la diligencia en realizarlo.
Hacia el año 1986 el número de infectados por el virus se había reducido considerablemente y se venía reduciendo pausadamente. La OPS se hubiese podido contentar con avanzar progresivamente con pequeños porcentajes. Pero no fue así, dados los antecedentes de su erradicación en algunos país (casos exitosos o buenas prácticas, como le llamamos en educación y en el mundo de la empresa)  y la experiencia acumulada se decidió fijar un año límite. Se fijó el año 1990 como el año de la erradicación total de la polio.  Y se logró. Con el trabajo conjunto  y en algunos casos, sin precedentes de diversos organismos. Acción masiva similar a la que se realizó 20 años antes en la lucha contra la viruela.
Mi argumento es que frente  a problema sociales focalizados (mala nutrición, polio, logros de aprendizaje) en los que la ciencia y la experiencia ya demostró tener éxito, se tienen dos opciones:  avanzar por partes o ser drásticos y decidir lograrlo de una sola vez en el corto plazo.
La lucha frontal que se hizo para erradicar la viruela y la poliomielitis fue muy compleja y difícil, pero posibles..  Vacunar millones de millones de niños requirió de una amplia infraestructura y movilización social. 
Escucho y leo comentarios de los resultados de la Evaluación Censal de Estudiantes 2012 y veo como una resignación y hasta una cierta complacencia en solo mejorar 4 o 5 puntos porcentuales anuales. Algunos preocupan porque bajamos 6 décimas en matemática  (13.8 a 13.2%).  Me sorprende que no miremos que  estamos aceptando mediocridad, es decir, 87% de niños no están aprendiendo lo básico dos años seguidos.    
Estoy convencido que, con la teoría del cambio adecuada, es posible cerrar brechas drásticamente. Como país hemos logrado superar desafíos similares antes, como el caso de la poliomielitis. En ése caso se entendía la gravedad del tema y se actuó en consecuencia.  La erradicamos.  Me pregunto ¿Qué pasaría si todos  también nos sumáramos a la consigna llegó el momento de declarar inaceptable que cualquier niño en las Américas no logre aprendizajes básicos en Lectura y Matemáticas? ¿Qué pasaría  si pensáramos y sintiéramos la gravedad  del asunto, esto es, asumir que no desarrollar habilidades en los primeros años es igual de grave para nuestro desarrollo cerebral, que tener poliomielitis?  Solo que en aquella el daño es menos visible, mientras que en esta las consecuencias son físicamente visibles.
Para analizar esta situación sigo el enfoque de cambio de los los hermanos Heat (Heath, C., & Heath, D. (2010). Switch: How to change things when change is hard: Crown Business), para que el  existen tres acciones imporantes: Guíar al jinete, motivar al elefante y allanar el contexto.

La primera es generar la suficiente claridad y especificidad de lo que se quiere. Creo que como sociedad no hemos entendido la gravedad del asunto y  menos aún en los tomadores de decisión.  Muchos políticos aceptan la mediocridad. Quizá porque no están bien asesorados. Puesto que ya se conoce la vacuna. Es como aceptar que voy a vacunar de tres niños en tres niños cada año, cuando la vacuna se puede producir masivamente. Cuando las estrategias y tecnologías están a la mano.  En el caso de la educación lo que se necesita son cuatro elementos: 1) Una mayor Precisión en el aula (estándares de aprendizaje, sistemas de evaluación integrados, feedback continuo, entre otros), 2) Espacios correctos de Desarrollo profesional docente (los talleres y cursos no sirven mucho, el profesor aprende escuchando, mirando a otros colegas y consultando a pares)  y, 3) una Personalización del aprendizaje, 4)todo ello unido por una renovación del propósito moral de la enseñanza, despertar el anhelo de justicia social en los profesores y la sociedad. 
Entonces, primera tarea, generar una mayor claridad. La actual gestión del ministerio de educación ha avanzado al respecto con la declaración en  los Lineamientos para el año 2012 (58% en lectura y 40% de logro en matemáticas al 2016, entre otros). Mi sensación al leer el documento es que se ha hecho como todos los años, solo que se ha insertado las metas mensurables que le da una mayor claridad, efectivamente, pero no tiene una conexión directa con el cómo hacerlo (Ver RM 06-2011). Por lo menos no aparece en documentos oficiales.
A esto se suma lo que comentaba en el post anterior, hay que identificar las excepciones para saber quién  y cómo lo está haciendo bien.
La segunda dimensión es mover los sentimientos. Las personas cambian cuando sienten la necesidad del cambio. Creo que algunos docentes están más sensibilizados respecto a lo que tienen que hacer en los primeros años de educación, pero recordemos que la escuela NO PUEDE SOLA.  Es la sociedad la que tiene que cambiar de hábitos, las empresas tienen que desarrollar masivamente lo que se llama Responsabilidad social educativa. Tienen que sentir la necesidad de convertirse en una sociedad lectora, una sociedad que apoya el pensamiento crítico. Desde algo tan simple como que un padre lea todas las noches a su hijo pequeño diversos cuentos o cuando vaya al mercado con su hijo de 5 años lo ejercite con el conteo (Que todos conozcan lo que se espera del estudiante, p.e.  Common Core Standards).  Desde iniciativas a nivel de barrio, de municipio, empresariales alineadas en un solo gran objetivo, que Perú sea un país que lee.
Una tercera dimensión es cambiar el contexto. Los profesores necesitan espacios para conocer cómo lo hacen los que están teniendo éxito ( identificar las excepciones ). Espacios de compartir buenas prácticas. En pleno siglo XXI, siglo de la interconexión, las escuelas continúan siendo islas, desconectadas unas de otras.  Continúan viviendo solas.  Hay generar condiciones para que se conozcan entre ellas y compartan todo lo bueno que hacen.  Esa es la mejor  rendición de cuentas profesional. Aquella  que se realiza entre colegas para la mejora,  nos observamos para aprender unos de otros.  No las absurdas supervisiones sancionadoras.
Asimismo, hay que cambiar contextos en las casas, barrios y distritos. Para que sea fácil ser un niño “sin poliomelitis” mental. Generar las condiciones para que las personas hagan las cosas bien.  No se pide que los niños sean supermanes intelectuales. Se pide, simplemente, que  comprendan lo que leen, que comprendan el sentido de los números , la riqueza del pensamiento crítico.
Entonces, ¿Es posible subir 15 o más puntos porcentuales por año? Sí, y me atrevo a ser más optimista aún que la propuesta actual y esperar al 2016 un 80% de logro el Lectura y un 70% en matemática. Si y solo si se realizan las estrategias correctas, de dar más tiempo y apoyo a cada estudiante. Recordemos que el tener 100% de alumnos en el nivel satisfactorio es el techo mínimo para luego empezar a trabajar otros desafíos que tenemos como país: la reforma de la educación secundaria, técnica  y superior, la educación del carácter de los niños y jóvenes, la identidad nacional, el desarrollo del espíritu emprendedor e innovador en la población peruana, .
Lleguemos al mínimo, que es el 100% de logro, no se negocia. Apenas empecemos a negociarlo, automáticamente se bajará la vara. Al mismo tiempo ofrecer todas las condiciones y apoyos para que las escuelas puedan lograrlo. Y vayamos avanzando, paralelamente,   con los otros grandes objetivos de la política nacional. 
¿Por qué hacerlo?  Dos motivos: En primer lugar por la dignidad de los niños. Ellos se lo merecen. Se merecen un trato digno y no que violen continuamente su derecho a aprender. Su derecho a un futuro mejor.   En segundo lugar por el país, el crecimiento económico es temporal. Esto está asociado al bono demográfico que debemos aprovechar. Como se sabe será de unos diez años (Aquí lo analizo un poco más). Si no hemos desarrollado capital humano  en un marco de equidad el crecimiento no va a ser sostenible.  Quizás existe la posibilidad de generar crecimiento económico  manteniendo las brechas y dando más a los que más tienen.  Pero a costa de qué precio,  ¿de convertirnos en un México o un Brasil, economías que mueven ingentes recursos, pero con profundas brechas sociales, económicas y culturales? Ese no es el Perú con el que sueño. Sueño con un Perú donde todos se involucran. Donde el estado es más eficiente y se reforma de tal manera que puede ofrecer iguales oportunidades para todos niños, jóvenes, adultos y ancianos, oportunidades para su desarrollo personal, moral, académico y profesional.

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